SI PUDIERA…

SI PUDIERA…

 

Cuanto me gustaría que mis palabras
fuesen mágicas y que al pronunciarlas
se hiciera un milagro que hiciera maravillas.
Que borrara por ejemplo la tristeza de tu rostro
que recompusiera tus ilusiones perdidas durante el camino.
Que sanara todos los arañazos de
tu corazón, que las garras de la ingratitud
y la desilusión te han dejado marcada.
Que restableciera tu valor menguado
por las cotidianas batallas por preservar
tu fe y tu autosuficiencia interior.
Que fueran como caricias y risas
de aquellos años de niñez.
Como deseo que mis palabras
fueran como la mejor canción de amor,
que tus oídos hayan escuchado y se hiciera tu favorita,
pues esta sería la historia de tu vida.
Que fueran como el eco de los recuerdos
de tus mejores momentos, y que trajeran a tu memoria,
besos, rostros y te quieros, que tu alma guarda como tesoros.
Que el sonido de ellas, fueran como pañuelos
que enjugaran tus lagrimas y que después
un espeso velo del olvido cayera sobre la
causa de ellas.
Como amaría que mis palabras fueran
como promesas cumplidas, para que
gozaras de la sensación que da con su
presencia el Creador.
Y fueras feliz eternamente
Pero que lástima
Mis palabras son solo palabras,
palabras sentidas, palabras amorosas,
palabras de fe, palabras buenas y
fraternales, palabras dulces y
armoniosas.
Así que no le prestes tus oídos
para escucharlas, no las comprenderías,
déjalas llegar y siéntelas,
solo entonces te darás cuenta:
Que sólo tu interior las comprenderá, porque es el idioma que maneja.
Mi corazón hacia tu propio corazón.